El eclipse de A. anuncia, desde su título, la apropiación constante que hace Amaia de la película de Antonioni L'eclisse. La pregunta queda abierta: ¿el eclipse de quién?
Partiendo de la relación que se establece entre la realidad de un telespectador y la ficción de su televisor, con esta pieza uno de los intereses de la autora es cuestionar, perturbar cómo el tiempo se transforma y se articula dentro de un relato fílmico y cómo este puede relacionarse con lo cotidiano y con un suceso y un sujeto inscritos en un espacio y un tiempo teatrales.
En esta performance parece que el tiempo ya no atraviesa el espacio sino que se convierte en movimiento concreto, se crea así un nuevo orden que rompe la linealidad de la película y cuestiona la lógica de las acciones en una macabra carrera contra la causalidad.